Sobria torre en sombras perdida
Envuelta en jazmín y cenizas
Espirales de piedra, plumas de cuervo
Ojos de plomo y desvelo
Tu visión cubre al viajero de misterios
Tu entrada guardada a los necios
Por guardianes de grandes alas tendidas
Por una sabia frase sibilina
Torre hambrienta, sosiego de voces
La tierra se precipita al borde
Pero la torre se erige en firme frontera
Y tras la puerta el fulgor se adueña
De báculos de viva cera
De monjes de mirada serena
De tapices capturando el tiempo
De pasillos de cálido diezmo
Asómbrate seguro en lo ajeno
Afortunado aún sin poder comprenderlo
Tus pasos resonando en el corazón
Sobre un maravillosamente oculto patrón
En el centro se alza una huracanada escalera
Que se cierra donde la mirada no llega
Cuelga una cadena de luces cristalinas
Que se suman como cataratas vertidas
Por ellas despertado en duro lecho
El conocimiento espera al acecho
De sangre espesa y mente joven
Deseosa de encontrar un nombre
Pero recuerda ávido mortal
Que el saber ocupa lugar