Tres ancianas estaban sentadas en el asilo. La primera recordaba cuando compraba en la tienda de alimentos, y abriendo sus manos demostró el largo y grueso de un pepino que una vez pudo comprar por tan sólo un penique.
La
segunda anciana asintió con la cabeza y añadió que las
cebollas también
solían ser más grandes en su época. Y más baratas,
dijo, mostrando
el tamaño de dos cebollas enormes que había comprado una vez, a un
penique cada una.
La
tercera anciana observó: "No puedo oír ni una sola palabra,
pero recuerdo muy bien al joven de quien hablan".
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