El abedul era el árbol totémico de los druidas celtas. Creían que era su "Árbol del Mundo", el eje sobre el cual giraba el universo.
El abedul es una metáfora mágica del viaje a través de todas las épocas y de todos los mundos. Cuando un druida avanza, subiendo por el tronco del árbol, el camino se vuelve cada vez más difícil y los caminos laterales son cada vez más numerosos. Sólo los iniciados pueden pasar a través de ese follaje laberíntico hasta llegar a la copa del árbol, y encontrarse con la divinidad universal con quien desean reunirse.
Al druida celta le flagelaban con ramas de abedul debido a las propiedades purificadoras que se le atribuían al árbol. La flagelación no era dolorosa. Puedes probar golpeando tu cuerpo con una rama de abedul y pedir a los dioses que te acompañen cuando empieces algo nuevo este año:
Señor y Señora, derramad vuestra luz
sobre mí que estoy ante vosotros esta noche.
Quiero ser puro de espíritu,
para poder subir por vuestro árbol sagrado.
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