Un burro que paseaba por el campo se encontró con una ovejita que cantaba y saltaba feliz por el verde prado. Al verlo, lo saludó diciendo:
-Buenos días, señor burro.
-¿Qué tienen de buenos? -dijo gruñendo.
-Está de mal humor por lo que veo -replicó la oveja.
-¡Claro! ¿Cómo no voy a estar molesto si todo el día tengo que cargar bultos!
-Pero es usted muy fuerte -le contestó el animal.
-Y tú muy floja. Ya quisiera yo estar paseando como haces tú y solo comiendo pasto. Eso es vida -respondió el burro.
-Pues tú tomarás mi lugar y yo el tuyo por un día -le propuso la oveja.
Ese mismo día intercambiaron papeles. A medida que pasaban las horas, la oveja estaba cansada de cargar bultos y el burro aburrido de estar solo en el pasto. La oveja ahora admiraba al burro por su fortaleza y el burro a la oveja por su dócil carácter.
Y ambos llegaron a la misma conclusión: cada uno tiene sus fortalezas y debilidades, pero lo mejor es aceptarse como uno es. Al fin y al cabo, cada uno es diferente y tiene sus propias cualidades.
No hay comentarios:
Publicar un comentario