viernes, 21 de noviembre de 2025

EL CÓDIGO HAMURABI

Hamurabi reinó en Babilonia (aproximadamente entre 1792 y el 1750 a. C.), donde tenía el gobierno central de su gran imperio, que el gobierno central de su gran imperio, que se extendió por los valles del Tigris y el Eúfrates y desde el Golfo Pérsico hasta el Mar Mediterráneo. Se le recuerda especialmente por su codificación de las leyes que regían la vida de Babilonia.


Su personalidad era extraordinaria, tanto que supervisó personalmente la navegación, la agricultura, los impuestos o las grandes construcciones, como las de numerosos templos. Hamurabi era un amorita -nombre que recibía una tribu semita- que supo combinar el liderazgo militar con la astucia política. Para conseguir su imperio fue capaz de derrotar a los reyes de Elam, Mari y Eshnunna. Unificó los pueblos sumerios y acadios. Se considera que la historia de la mítica Babilonia empieza en este personaje. Durante su reinado, Babilonia alcanzó el cenit de su desarrollo cultural y de su poder político. Al mismo tiempo, fue un gran líder religioso: durante su reinado consiguió que Marduk, dios de la ciudad, ocupara un lugar destacado en el panteón de los dioses.

Pero Hamurabi ha pasado a la historia, entre otras cosas, por una de las realizaciones más innovadoras para su tiempo, un código de leyes que unificaba diferentes códigos de las ciudades del imperio y con el que se pretendía impedir que cada cual se tomara la justicia por su cuenta, unas leyes escritas que los jueces tuvieran que aplicar obligatoriamente.

282 leyes divinas

El Código de Hamurabi, como se conoce a este tratado legal, quedó inmortalizado en una estela de piedra en la que se grabaron las 282 leyes y en cuya parte superior aparece Samash, el dios solar, sentado y haciéndole entrega del código a Hamurabi, que está de pie frente a él. De este modo, se asume que son leyes divinas, esto es, dictadas por una deidad, solar para más señas. De hecho, hasta la llegada al poder de Hamurabi, eran los sacerdotes de Samash quienes impartían justicia.

Esta estela, labrada en diorita negra, de 2,25 metros de altura, y unos 60 cms. de diámetro, ya que casi tiene forma cilíndrica, fue hallada a principios del siglo XX, en Susa, por una expedición francesa dirigida por M. J. De Morgan. Había sido llevada hasta allí por Shutruk-Nakhunte, rey de Elam, hacia el año 1200 a. C. como botín de guerra. Actualmente se conserva en el museo del Louvre, en París.

El Código de Hamurabi es uno de los documentos más importantes de la historia en lo que a leyes se refiere, además de ser uno de los primeros. Su interés por ordenar la vida y la convivencia era tal que incluso insertó un mes extra en el calendario para ajustar los ritmos. Los arqueólogos han descubierto que Babilonia estaba formada por calles rectas que se cruzaban en ángulos de 90º, una importante innovación para aquellos tiempos que permitía una mejor planificación de la ciudad.

A su muerte los designios de Babilonia pasaron a manos de su hijo Samsu-iluna (aproximadamente 1750-1712 a. C.) que ya no pudo aguantar la unidad de un imperio tan grande y, poco a poco, se fue desmembrando.

-Vicente Cassanya

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