Un joven aprendiz de judo se arrodilló ante su maestro para recibir el bien ganado cinturón negro. “Antes debes contestar una pregunta esencial: ¿Cuál es el significado verdadero del cinturón negro?”, le dijo el maestro. “El final del camino. Una recompensa por todo lo que he trabajado”, contestó. “Aún no estás preparado para el cinturón negro. Vuelve dentro de un año”, respondió el profesor.
Al año siguiente, el aspirante se arrodilló de nuevo ante el maestro, que le repitió la pregunta. “El cinturón negro es un símbolo de distinción de nuestro arte”, contestó el estudiante. “Todavía no estás preparado. Vuelve dentro de un año”, contestó el maestro.
Un año después, el aspirante volvió y ante la pregunta respondió: “El cinturón negro representa el principio de un viaje interminable de disciplina, trabajo y la búsqueda de normas cada vez más altas”. “Ahora estás preparado para recibir el cinturón negro y comenzar tu trabajo”, concluyó el maestro.
Y, desde ese día, el joven judoca continuó aprendiendo.
Esta historia nos enseña que el aprendizaje es algo constante. Alcanzar un objetivo no es el final de la ruta, sino una etapa más. Es necesario esfuerzo y dedicación.
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