Con el martillo y la fragua vengo a ti
Regalándote las herramientas que precisan
los seres humanos para sus tareas
te otorgo la magia de las máquinas,
Preocupadas no por las finalidades,
sino por los medios.
Vengo a civilizar lo salvaje
y hago retroceder a la jungla
te hablo de trabajo, de guerra y de muerte,
en susurros nacidos de un valiente soplo ancestral.
Así que no me eches la culpa
si no te gusta el contenido de mis noticias:
os di a cada uno de vosotros el fuego y el acero,
pero lo que hicisteis con ellos, fue vuestra elección,
y como todos sois mis hijos, sabéis mi nombre…
Y la próxima vez, tened más cuidado con lo que hacéis.
Elizabeth Barrette
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