Nunca lo vemos, pero siempre lo sentimos y nunca está ahí.
Nos llena cuando inspiramos y exhalamos.
Baila sobre nuestra piel, poniéndoles la piel de gallina.
Nos vacía, cuando aguantamos más de lo que podemos.
Se eleva como la savia a través de las ramas que el invierno ha desnudado,
Mostrándose como las hojas y las flores del verano.
El poder es un manantial de maravillas que surge de nuestro interior.
Fluye como los ríos que el océano atrapa,
Corriendo de un lugar a otro, con cautela.
Para conducirlo hay que yacer debajo del poder, hay que recogerlo.
Las corrientes que surgen, que se deslizan y giran.
Una peculiar danza de dar, recibir y compartir.
Esto es el poder.
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