El día golpea con fuerza
en el yunque del Sol, la arena,
hasta que la suave noche llega
para aliviar a la seca y quemada tierra.
Aquí los pavos reales picotean las migas
y en el patio, los tambores
llaman a la danza antigua.
Los címbalos en los pulgares repican.
Cuentos de genios y lámparas,
la última acampada de la caravana fantasma,
alfombras que por los aires vuelan,
ladrones ahogados, pero no mojados.
La magia del desierto tiene un don.
Quien la busque, ¿osará leer
los antiguos y agrietados pergaminos
y ser el heredero de Aladino?
Llega el amanecer y la luz del día rueda
sobre los montículos de tierra.
Ahí, estas tú, encantado,
uniéndote a las almas que en la historia han quedado.
(Poema rubayat escrito en el estilo persa)
No hay comentarios:
Publicar un comentario