y
nuestras y de nuestros orígenes,
en
demarcaciones más fantasmales, sonidos más penetrantes.
Fue
gran maravilla
cómo
se fundió como se funde el hielo
cuando
el Padre libra de trabas la helada
y
desata los nudos del agua, Él, que tiene
poder
sobre tiempo y mareas, Él es el Señor verdadero
Oh,
Dios mío, mi dueño,
Tú
que das aire y pan!
Eres
playa del mundo,
ir
y venir del mar.
Señor
de toda vida y toda muerte;
Tú
que ajustaste en mí huesos y venas
apretando
la carne alrededor,
después
de deshacerme en el espanto
me
rehiciste; ¿vas a empezar de nuevo?
Siento
otra vez tu mano, estás aquí.
Allí
de noche algo extraño ocurre:
el
agua arde. Y el agua no tiene fondo.
Nadie
vivo lo ha tocado nunca.
Allí
se detiene también el saltador del brezo:
el
ciervo que huye de perros perseguidores
a
ellos se enfrentará con astas poderosas
y
morirá en el bosque antes que zambullirse
bajo
su superficie.
Y
entonces las maderas temblaron y cantaron,
una
sesión palaciega que desgarró a todos los daneses
dentro
del recinto: tropezando furiosos
los
dos contendientes se enfrentaron por el
edificio.
Y
ahora es una herencia...
Vertical,
rudimentario, montado inamoviblemente
hace
mucho tiempo, pero legable de nuevo
otra
vez y otra vez y otra vez.
domingo, 10 de noviembre de 2024
POEMA DE BEOWULF
Palabras
de los fragantes portales, tenuemente estrellados,
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