Vuela el viento eterno entre las nubes,
las seduce acunando su fragilidad,
sopla y acaricia al sol naciente,
roba un beso apagando su intensidad.
Rompe el mar sus olas contra el alma
va curando con su calma la tempestad.
No puedo evitar que el mar me arrastre
Con su fuerza cuando crece la soledad.
No quiero ser alma que nada a contracorriente
No seré yo quien al viento se enfrente.
No quiero ver al mar cubriendo de olas de miel
Mi cuerpo ardiente.
Rosa
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