Tal día como hoy, en 1951, se revocó la última ley contra las brujas en Inglaterra.
Fue sustituida por la Ley de Mediums Fraudulentos.
Tal día como hoy, en 1951, se revocó la última ley contra las brujas en Inglaterra.
Fue sustituida por la Ley de Mediums Fraudulentos.
En la imagen, junto a Manuel Zarzo (fallecido el 16 de este mes) y Tony Leblanc en "El pescador de coplas" (1954)
Aquiles es educado por el centauro Quirón.
Ya de mayor Aquiles tiene la opción de elegir si tener una vida corta, pero llena de honores o una larga y oscura. El héroe elige la primera. Otra leyenda cuenta que ayudado por su madre Aquiles intentó zafarse de la guerra de Troya, escondiéndose vestido de mujer en la corte del rey Licomedes. Ulises descubrió la estratagema y fue obligado a unirse a la expedición.
En Áulide, Aquiles se enfrenta por primera vez a Agamenón, que ha atraído a Ifigenia con la promesa de casarla con Aquiles. El héroe ofendido porque se ha empleado su nombre para engañar a la muchacha e inmolarla, intenta por todos los medios salvarla, cosa que no consigue.
Durante el sitio de Troya Aquiles tiene una actuación victoriosa. En el décimo año del sitio, de nuevo se enfrenta a Agamenón obligándole a devolver a la cautiva Criseida, de lo cual el atrida se venga robándole a Briseida, su concubina. Aquiles ofendido se retira de la campaña y solo vuelve para vengar la muerte de su amigo Patroclo. En su venganza mata a Héctor, primogénito del rey troyano.
Aquiles muere cuando acude sin armas a una cita amorosa y Paris le dispara en el talón, su única parte vulnerable.
La tradición dice que finalmente su madre lo hizo inmortal y lo llevó a los Campos Elíseos donde se desposó con Helena.
El solsticio de verano es una combinación de alegres celebraciones y la toma de conciencia de que la rueda ha alcanzado su punto álgido y ahora se encamina de nuevo hacia la oscuridad. Es hora de reunir a los seres queridos y de celebrar en comunidad.
Si el coven se ha dispersado a lo largo del año, el solsticio de verano es buen momento para reunirse con el coven original. Participar en una gran celebración es una de las alegrías del solsticio de verano. Ya sea un grupo de covens que vuelven a estar en contacto, una reunión familiar o una fiesta de vecinos, el espíritu de comunidad es lo más importante. Compartir comida, experiencias y juegos favorece los vínculos. Preparar una fuente de ensalada de patatas o un bizcocho de chocolate y nueces realza la celebración del solsticio. Al igual que unos momentos de quietud en un cuarto oscuro con una vela encendida para honrar que mañana la rueda girará y la luz irá menguando cada día. Esto te proporcionará una sensación de paz. También es tiempo de conexión interior porque las comunidades externas e internas están entretejidas. Lo representan muy bien los manteles individuales de mesa tan populares en esta estación.
Cerridwen Iris Shea
Tesis y Peleo se iban a casar pero decidieron no invitar a discordia.
En el banquete la gente disfrutaba pero discordia tuvo que empeorarlo por lo que cogió una manzana de oro que ponía: ``para la más bella´´.
Tres diosas, discutieron porque ellas creían ser las más bellas. Al final se dijo que la elección la tendría un pastor de la montaña.
En la montaña se encontraron a Paris, hijo del rey Príamo. Una diosa le dijo: si me eliges te daré fuerza, otra le dijo que le daría poder y otra que conseguiría a Helena.
Paris eligió a la diosa que le había prometido a Helena.
Pero los pretendientes de Helena habían jurado que nadie se la arrebataría. Y Helena se caso con un hombre que nunca olvidó su juramento.
Paris visitó la ciudad donde ella vivía. Al verse se enamoraron, y escaparon a Troya (ciudad de Paris).
El marido de Helena fue a recuperarla, y así empezó la guerra de Troya.
Mientras se proyecta la expedición contra Tebas Edipo muere en Ática. Ya de moribundo Creonte intenta que regrese a Tebas, pues un oráculo había predicho que la tierra que lo acogiese en su seno sería bendecida por los dioses. Edipo se niega a regresar y muere en la tierra de su benefactor Teseo. Una vez muerto su padre, Antígona retorna a Tebas y se aloja con su hermana Ismene.
Durante la batalla a las puertas de Tebas, Eteocles y Polinices se enfrentan y se matan el uno al otro. Asciende de nuevo al trono Tebano Creonte, que decreta exequias de rey para Eteocles y prohíbe bajo pena de muerte dar sepultura al cuerpo de Polinices, que se ha atrevido a alzar a unos extranjeros contra su propia patria. Antígona se rebela ante lo que cree una injusticia y en secreto va al campo de batalla para esparcir sobre el cuerpo insepulto de su hermano unos polvos rituales. Es descubierta y Creonte, a pesar de los ruegos de su hijo Hemón, prometido de Antígona, no se retracta en su sentencia.
Antígona es sepultada viva en la tumba de los labdácidas. Cuando Hemón acude a liberarla la encuentra ahorcada y allí mismo se suicida junto a su amada. Al enterarse Eurídice, la esposa de Creonte, de la muerte de su hijo, también se suicida.
Layos, rey de Tebas se casó con Yocasta.
Layos y Yocasta no tuvieron hijos durante mucho tiempo, fueron a consultar al oráculo. El oráculo les advirtió del peligro de engendrar un hijo, y que de hacerlo este causaría infinitas desgracias, pero Layos no hizo caso y a los pocos meses nació Edipo.
Layos, temiendo lo que el oráculo había predicho, abandonó al recién nacido en el monte Citerón. Le perforó ambos pies y los ató uno a otro sólidamente con una correa que pasó por los agujeros.
Por esto el niño recibió el nombre de Edipo (pie hinchado, como los tenía a causa de las heridas cuando fue recogido). Fue recogido por un pastor y llevado por este a su amo, el rey Polibos de Corinto, quien casado con Merope, no tenía hijos. Ellos le criaron y educaron.
Ya adulto, en el transcurso de una pelea con otros jóvenes, uno de ellos le acusó de no ser hijo del rey sino de padres desconocidos. Vuelto al palacio preguntó a sus padres adoptivos, que se lo confirmaron.
El joven marchó a Delfos, donde el oráculo no le reveló el secreto de su nacimiento, pero le hizo saber todo lo que le aguardaba: mataría a su padre y se casaría con su madre.
Edipo pues decidió no volver a Corinto para no cumplir la profecía, creyendo aún que sus padres eran Polibos y Merope.
En el que el camino se encontró a su verdadero padre, Layos, que iba en un carro tirado por dos mulas conducido por su heraldo Polifontés. Éste se dirigió al joven con malos modos y suscitó un altercado en el que Edipo mató a Polifontés y a Layos.
Muerto Layos, el hermano de Yocasta, Creón, ocupó el trono. Pero cayó sobre el país un monstruo con cabeza de mujer, cuerpo de león y alado: La Esfinge.
Tenía la Esfinge su guarida en el monte Fición cerca de Tebas, y pasaba el tiempo en caer sobre cuántos desdichados veía y en proponerles unos enigmas, tan difíciles de desentrañar que no descubrir la solución al enigma costaba la vida al desdichado que cayese en sus manos.
Ya había causado numerosas víctimas, entre otras un hijo del propio Creón, Haimón. Creón ofreció la corona de Tebas y la mano de Yocasta a aquel que diese muerte a la odiada Esfinge.
Los enigmas eran dos:
El primero era: "Cual es el ser que dotado de una sola voz y único entre todos los seres tiene sucesivamente cuatro patas, dos y tres, y cuya fuerza es menos cuantas más patas tiene?".
El segundo era: "¿Quienes son las dos hermanas, una de las cuales engendra a la otra y la otra a la una?".
La respuesta al primer enigma era el hombre; al segundo, el día y la noche (ambas femeninas en griego).
Edipo resolvió ambos enigmas y la Esfinge se precipitó desde el monte muriendo.
Con ello el héroe se convirtió en rey de Tebas y marido de Yocasta, su madre, cumpliendo la segunda parte de la profecía.
La reina Onfalia se cruzó un día con un mercader de esclavos. Con él iba Hércules, que había sido castigado por los dioses por matar a una persona. La reina lo compró. Empezó mandándole como a un enclavo pero al año acabaron enamorándose y se casaron.
Una noche el dios Mercurio le dijo a ella en un sueño: “Debes hacer que se vaya y que cumpla su destino”, así que ella con mucho penar le dijo que se tenía que ir. El no lo entendía pero se fue.
Y así comenzaron sus proezas mitológicas.
De nuevo siento la sintaxis y faltas de ortografía. Las leyendas son interesantes y, si esto os ayuda a buscar más información, genial.
No soy responsable del texto y os prometo que intentó repararlo, pero a veces me sangran los ojos...E
Egeo, rey de Atenas, tenía que enviar 14 jóvenes de su ciudad. Al enterarse, su hijo Teseo le pidió ir.
Ya en Creta, conoció a una muchacha llamada Ariadna, que era hija del rey. Ella le dijo una forma de salir. A a las puertas de la casa del minotauro cogieron un hilo para guiarse y él se adentro.
Teseo encontró al minotauro y lo mató. Gracias al hilo consiguió salir. Él y Ariadna se escaparon a su patria pero en el viaje el dios Baco le dijo que la abandonara y así lo hizo. Al ver el padre de Teseo las banderas de negro, se tiro al agua y se ahogó.
Acrisio, rey de Argos, tenía una hija llamada Dánae. Un día decidió ir a Delfos para ver al oráculo y saber su destino. Allí, el oráculo le dijo que no tendría más hijos y que su nieto le quitaría el trono y lo mataría.
El rey decidió meter a su hija en el calabozo, pero lo que no sabía es que el dios Júpiter la iría a ver y que de su unión nacería Perseo. El rey se dio cuenta que había en el calabozo llantos de bebé. El rey metió a su hija y a su bebé en un baúl que más tarde fue tirado a la mar.
Un pescador dio cuenta del baúl y lo abrió dándose cuenta del equipaje. Los sacó del baúl y les dio cobijo pero un día el rey de esa isla al visitar a el pescador vio a Dánae y quedo enamorado. Él llevó a Dánae y a su hijo al palacio. Dánae se veía obligada a casarse con el rey pero Perseo, que ya era un hombre, no quería.
En el anuncio de bodas todos les hicieron regalos menos Perseo por lo que el rey le dijo que le trajera la cabeza de Medusa. Perseo marchó a buscarla pero se encontró con Mercurio, que fue quien le dijo donde estaban la Grayas que eran quien sabían dónde estaba Medusa. Los dos fueron, pero Perseo, fue el que les quitó el ojo y el diente que compartían y las chantajeó. Ellas le dieron unas sandalias aladas para volar, un zurrón mágico, y el casco de Plutón para hacerse invisible además de decirle donde se encontraba Medusa.
Emprendió el viaje sin Mercurio. Allí pidió la ayuda a Minerva y ella le dio un escudo que parecía un espejo.
Se acerco a Medusa y le corto la cabeza. La metió en el zurrón y se puso el casco. Se volvió invisible por lo que las hermanas de Medusa no lo encontraron. Escapó y le entregó la cabeza al rey que al mirar a los ojos se quedo petrificado al igual que todos de la sala que la miraron.
La madre de Perseo se había fugado con el pescador a un convento, por lo que Perseo decidió volver a su patria. Al enterarse el abuelo de Perseo de todo decidió denegar al puesto de rey. Perseo al ver que su abuelo no estaba, lo sustituyó.
Un día en los juegos, Perseo decidió echarse atrás de donde se tira el disco por temor a dar a alguien de la primera fila. Su abuelo que estaba en la primera fila de las gradas dijo: "¿Quién es ese que se cree tan fuerte?". Y le respondieron: "Perseo". Del susto se levantó, pero Perseo ya había tirado el disco y le dio a su abuelo en la cabeza y lo mató.
Nota: Espero que esté más o menos claro. Entre que el autor/a del texto parece alérgico a los acentos y la redacción, esto es infumable... E.
Orfeo iba cantando con su lira cerca del río, cuando se encontró con una ninfa llamada Eurídice. Al verse se enamoraron y decidieron casarse.
El hermano de Orfeo, tenía celos y persiguió a Eurídice. Eurídice huía de él, pero una víbora le mordió y la mató.
Orfeo fue a buscarla al río del Tártaro, que es donde se reúnen las sombras. Fue a hablar con Plutón que era quien mandaba, y le pidió cantando que dejara salir a Eurídice. Plutón le dejo con la condición de que no mirase atrás y que no le hablara a ella. Orfeo se puso en camino.
Nada más salir Orfeo se dio la vuelta sin dar tiempo a que su amada saliese. Entonces se dio cuenta del error que había cometido. En ese momento se cerraron las puertas.
Un día que Orfeo se encontró con un grupo de mujeres, las despreció. Las mujeres ofendidas lo mataron y ahora se dice que se puede oír el canto de Orfeo en las orillas del río Évros.
Júpiter y Mercurio, querían probar a las personas de un pueblo.
Lo que hicieron es, que en una noche de lluvia fueron por las casas pidiendo cobijo y comida. Fueron una a una llamando y en unas casas los echaban, en otras no les abrían, y así en todas menos en la última.
Llamaron a la puerta y sin pedir cobijo ni nada, la pareja de ancianos, Filemón y Baucis, que habitaban la casa, les hizo entrar a que se secasen y a cenar.
Filemón echaba el último taco de madera para avivar el fuego, mientras que Baucis preparaba la cena. A Filemón se le ocurrió matar a la oca para la ocasión. La fueron a buscar pero los dos dioses hicieron que sus ropas se secaran y fuesen dignas de dioses.
Los ancianos se dieron cuenta de que los dos forasteros, eran dos dioses. Entonces los dioses les brindaron de una cena adecuada, con muchas cosas. Los ancianos se dieron el festín más grande de su vida.
Los dioses castigaron al el pueblo, provocando un diluvio, y recompensaron a los ancianos haciéndoles un templo y nombrándoles los guardianes, y además les concedió el deseo de poder morir a la vez. Y, estando cogidos de las manos, se convirtieron en dos árboles unidos.
Junio es el mes de la Luna del Maíz Verde. El maíz es de primera necesidad en la cultura cherokee. En esta época del año, los tallos verdes crecen rápidamente y sacan sus mazorcas. Los choctós la llaman la Luna Ventosa ya que las tormentas de verano pueden desencadenar tornados. Para los dakota sioux, es la Luna cuando las bayas están maduras, sobre todo para los recolectores que vigilan de cerca el clima.
Junio aporta al mundo energía verde y exuberante. Abunda tanto la comida doméstica como la silvestre. Muchas bayas y otros frutos dulces empiezan a madurar en esta época, como la mora, la fresa, la frambuesa y las cerezas. Con todo, es conveniente vigilar el cielo a causa de las probables tormentas de principios de verano.
Aprovecha los largos días en el jardín o trabaja al aire libre. Honra la estación celebrando el sol y la jardinería. Lanza hechizos y realiza rituales relacionados con la abundancia de los cultivos básicos como el maíz y sus respectivas deidades. Si no dispones de jardín, visita un vivero de bayas donde el cliente pueda recolectar él mismo y experimenta el esfuerzo y el regocijo que proporciona recoger tu propia comida, como hicieron tus ancestros. Estate alerta para ponerte a cubierto en caso de tormenta violenta.
Elizabeth Barrette
"Filosofía para niños". El libro tenía pegatinas de relucientes mariposas en la portada. En el índice lo componía una larga lista de preguntas. Lo abrí por donde mis dedos me marcaron el centro. La pregunta que encabezaba la página era: "¿Existe Dios?". A continuación ponía: "Claro, por eso has preguntado por Dios y Dios ha dejado la respuesta en ti". Debajo aparecía la fotografía de un joven con el dedo índice apoyado en su nariz.
– Hop – dijo el payaso dejando a engatusados a un lado a todos los niños y al otro al león. Con la seguridad en su voz, se puso el aro en su cintura y intentó bailar sobre sus largos zapatos alrededor de la peana. Lo hacía muy alegremente hasta que se tropezó.
– Raurg – rugió el león y se abalanzó contra el payaso aún arrodillado.
Afortunadamente él pudo sacar un enorme pañuelo de colores y, dando un pase de pecho, torear en el último instante al fiero león.
El instante resonó como a campanilla de cristal de una antigua perfumería. No sólo se detuvo el reloj de la estación sino que su ajetreo se recogió en un aguafuerte de colores tostados.
– ¿Por qué me has besado? – pregunto el mimo.
Ella cubrió con sus manos sus labios blancos.
El oso estaba a dos patas formando una bella estampa. Sus ojos bizqueaban, el aire se le atragantaba. Sus oscuros labios temblaban. Una solitaria abeja trazaba ochos justo sobre su morro manchado de miel. El oso movió sus patas lentamente para cubrir el negro botón de su nariz, pero justo antes la abeja se posó entre sus ojos. Y allí, cómodamente abrigada, se durmió.
Ella anda descalza por el jardín. Su mirada consigue que las flores luzcan sus mejores galas, que los pájaros se acicalen con ganas de primavera y que el agua de la fuente gorjeé como recién nacida. Su sonrisa me llena el sentir, lo sostiene con delicadeza entre lo sugerente y lo desnudo y finalmente lo libera hacia un cielo de un azul compartido. Ojalá ella fuera la estatua y yo el artesano de palabras.
Cuando los peregrinos actuales suben
al cráter de Pele
para echarle sus collares de flores en la lava
siguen escuchando las leyendas que vienen de antiguo
de cómo Pele se enamoró de Lohiau
cuando la vio bailar sujetando en cada mano morena
una delgada rama.
Sus caderas se movían de tal modo
que una sola mirada bastó para que su corazón brillase.
Ella también le amó y le dejó con una promesa,
la de volver con él, pero las cosas fueron mal para ambos.
Ela no creyó a su hermana, ni a su marido,
y huyó, al final, y jamás volvieron a verse.
Por ello cantamos su desgraciado romance en nuestras canciones
y juramos que estaremos en casa la próxima vez, si podemos...
Pero Pele sabe exactamente cómo nos sentimos.
Que en el lugar de Carballeda, a las orillas del río Avia o Navia, que de las dos maneras puede nombrarse, a pocos kilómetros de su entrada en Ourense, hay una fuente mágica.
Es una fuente que esta bendecida por la Diosa de la abundancia y se dice que para que la prosperidad y la fortuna lleguen, has de ir a esa fuente y beber de ella al amanecer en el tercer día de Luna Nueva.
Un buen día, en una facultad de Medicina, un profesor se dirigió a un alumno y le preguntó:
-¿Cuántos riñones tenemos?
-Cuatro, profesor- respondió el estudiante.
-¿Cuatro?- replicó el catedrático con una buena dosis de arrogancia e ironía-. Y prosiguió dirigiéndose a su ayudante: “Traiga un fardo de pasto, pues tenemos un asno en la sala”.
-¡Y para mí un cafecito!-replicó, enojado, el alumno al auxiliar de su mentor.
El profesor, molesto, expulsó al alumno de la sala.
Al terminar la clase y abandonar el aula, se encontró en el pasillo al alumno, quien se acercó nuevamente a él, dispuesto a corregirlo.
-Profesor, usted me preguntó cuántos riñones tenemos. Y yo sigo diciendo que tenemos cuatro: dos míos y dos suyos. “Tenemos” es una expresión usada para el plural, así que tenga un buen provecho y disfrute del pasto.
Hay personas que, por creer que tienen más conocimiento, se sienten con derecho a subestimar a los demás. Y la vida exige más comprensión que conocimiento.
Cuando una persona conoce su auténtica realidad como ser humano, sabe también que posee la capacidad de dirigir y controlar tanto sus pensamientos como sus sentimientos, siendo ambos en definitiva los que determinan su manera de ser.
De modo que según su actitud, así será el curso de los acontecimientos de su vida. Esto significa que todo depende de ella, por tanto, cuando la persona es consciente de ese potencial que posee, se produce un cambio en ella que le permite enfocar las cosas con una nueva perspectiva, labrándose un mayor porvenir.
Cuando dices, “Quiero ser feliz,” ¿qué significa para ti? ¿Qué es la felicidad?
Cuando no estoy atrapada en los enganches del mañana, ni torturada por el pasado, cuando me pierdo y me encuentro en esa singularidad del momento llamado ahora. Donde experimento pasión sin nunca tener que definir “para qué".
Cuando estoy enamorada y estoy colmada de amor, pero no conozco el nombre del amante; cuando comprendo pero no sé qué he comprendido; cuando tengo una respuesta en mis manos pero no sé a qué pregunta corresponde; cuando estoy llena y no sé qué es lo que me llena, y no me importa porque no tengo tiempo.
Estoy envuelto, completamente inmerso en el momento llamado “ahora”.
El mantel jirón del cielo
es mi estandarte
y el licor del poniente
da su reflejo al arte.
Yo prefiero el mar cerrado
y al sol le pongo sordina
Mi poesía y las manzanas
hacen la atmósfera más fina
En medio la guitarra Amémosla
Ella recoge el aire circundante
Es el desnudo nuevo
venus del siglo o madona sin infante
Bajo sus cuerdas los ríos pasan
y los pájaros beben el agua sin mancharla
Después de ver el cuadro
la luna es más precisa
y la vida más bella
El espejo doméstico ensaya una sonrisa
y en un transporte de pasión
canta el agua enjaulada en la botella
Gerardo Diego
Día 1
Antes de ir a la India puedes haberte leído guías de viaje hasta creer que nada podrá sorprenderte, pero hay tal densidad de vida que cualquier calle, cualquier rincón impacta.
No hay tregua para el viajero. Nada más llegar me alcanzó un calor opresivo y una docena de personas que querían llevarte a cualquier parte todos a la vez. Escogí un auto ricksaw tras ofrecer doscientas rupias como si me estuviera vendiendo a mi mismo. Aquí no basta con llevar un meticuloso plan, tienes que tener paciencia y tozudez y aún así se pondrá a llover. El tráfico es un caos donde te sientes una gota en mitad de un torrente intentando reafirmar tu presencia y adelantar en base a bocinazos constantes. Hay gente durmiendo en la calle, niños pequeños jugando, familias enteras entretejiéndose con la circulación y cada uno se busca su propio espacio.
El hotel me transmitió la sensación de un viejo con sombras y arrugas malamente maquillado con ceras infantiles. Desde la ventana se pueden ver la telaraña que es la red eléctrica de por aquí y los tenderetes, cuidados por niños, con una chapa metálica por toda protección contra la lluvia. Parece ser que esta imprevisible tromba de agua es el único oasis de calma que puedes encontrar en las ciudades. Me echo a dormir sabiendo que hay cucarachas en algún lugar de mi habitación y que más me vale acostumbrarme al rugido del ventilador.
Día 2
Me he levantado más sudoroso de lo que me acosté, supongo que es cuestión de acostumbrarse. Sé que va a ser un día largo. Aquí el turista es la atracción, un posible dispensador de monedas con un misterioso color de piel.
Las avenidas son estrechas, invadidas de gente y un olor a exótica sopa requemada con ingredientes que van desde lo empalagoso de un puesto de frutas hasta el hedor de unos baños públicos. Es casi imposible encontrar papel higiénico o una ducha en condiciones, son lujos comunalmente no implantados.
Hay vendedores de flores, de refrescos, de música, de telas, de estatuillas. Los niños se te acercan y, aunque sabes que no debes de darles limosna, se te encoge el corazón al ver sus ojos hambrientos. Les enseñe a hacer barcos y pajaritas de papel hasta que se me agotó el cuaderno. Tomé un coco verde. La fruta es espectacular, el fundamento de la alimentación junto con el arroz. Finalmente acudí al restaurante donde me sirvieron una pintura impresionista.
Día 3
Hoy alquilé un chofer por todo el día. Si circular por la ciudad es la ley de la jungla, por carretera es un ejercicio de imaginación psicótica. Los dos carriles bacheados se estiran hasta cuatro y ver venir a un camión de frente mientras pones tu vida en las manos del camión que estás intentando adelantar es algo más que emocionante.
Hay gente caminando a los lados, mujeres de coloridos saris cargadas con bolsas y vasijas, niños pastores y un anciano con una bicicleta cuyo equilibrio parece un milagro de ingeniería. El paisaje tiene una riqueza verde no domada que se ha adueñado de cualquier altura.
Llegué al templo con pájaros con sobrevolándome. La India es un arco iris que las fotografías no pueden capturar. Tenía un aspecto antiguo pero cuidado, con grandes detalles. Dentro me recibió un hombre con un gigantesco turbante enjoyado y tres dioses, uno de ellos colocado para que sólo lo vieran los hombres. Dejé una flor de ofrenda sobre una piedra anaranjada.
Los monos son graciosos hasta que saltan a quitarte la comida. Aquí hasta los animales te evalúan y te asaltan en avalancha a la menor oportunidad.
Día 4
Último día. Me lo he reservado para perderme. En la India todos tienen una sonrisa que basta una fotografía para sacar, pero también hay gente tirada en la calle, un perro enfermo que se acerca a olfatearte, sadus con el rostro pintado intentando que el mundo se detenga frente a ellos, ancianos en los que se pueden contar los huesos, niños jugando con cometas. El país me ha dejado la sensación de un tigre encadenado que se alimenta de sus cadenas. Lo mejor es la amabilidad de las personas sin importar su condición, lo peor es la higiene, esa costumbre de escupir y esos charcos indeterminados en las calles. Creo que ella te sostiene una curiosa y resignada mirada de niña vieja y simplemente espera.
I
¡Afán triste de niño, aquel
afán de poseerlo
todo, de recrearme en todo, inmensamente,
gozando, en falso, mundos que creía de otros!
— ...|Y qué desidia mía,
sin el mundo de otros! —
II
Poco a poco, mi vida
fue adueñándose
del mundo que creía de los otros.
Las estampas aquellas de los libros,
fueron mar, tierra, cielo,
navegado, pisada, penetrado
por mí. El domingo lento —¡calle sola!—
del nostáljico pueblo, fue domingo
universal y alegre.
I I I
Hoy, alma, ¿qué no es mío?, ¿qué no es tuyo?
¿Qué verjas no se abren, qué muros no se rinden,
qué bocas no se llenan de palabras,
para ti?
¿Y estás triste,
y necesitas persuadirte de este
dominio tuyo, retornando
a aquellos días, ¡ay!,
en que sólo tenías
la ventana, el afán loco y el libro?
Juan Ramón Jiménez