La historia literaria recoge los peligros que acechan a las ovejas. También es sabido que el lobo es su más natural enemigo.
Las
ovejas saben que aquel animal las tiene en la mira, pero no se
preocupan. Ellas son un rebaño y como tal se conducen por la vida.
Conocen la terrible fama del lobo y el dicho que dice “cría fama y
échate a dormir”. Piensan que más temprano que tarde, llegará el
día en que el orden natural de las cosas las favorezca.
Pero
hay una cosa cierta y poco conocida. El lobo teme a las ovejas y eso
lo guarda muy dentro de sí. Piensa que por su naturaleza pacífica,
éstas esconden algo y recuerda el dicho “el animal más manso da
la patada más fuerte”, por eso no cuenta las ovejas antes de
dormir y prefiere consumir somníferos que lo llevan a la dependencia
más extrema. Cuando piensa en la rivalidad con la genérica oveja,
le molestan esos ojos que miran el infinito, pero lo que más le
disgusta, es la distancia de su pensamiento.
Las
ovejas viven y mueren balando como es su costumbre, pero entre balido
y balido dejan caer ideas contrarias a las del lobo, entonces éste
muestra los colmillos en señal de enojo y con ello no logra
dispersarlas. Por las noches duerme a saltos cuando aparecen en
reversa las imágenes del día y muere de una deshidratación mental
que lo ataca de manera fulminante durante el sueño.
Más
adelante las ovejas lo extrañarían. Quedarían otros lobos, pero
como aquél ninguno. “Vaya si era de armas tomar”, dirían luego,
pero para vencernos a nosotras hay que sabérselas por libro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario