martes, 28 de octubre de 2025

EL CABALLERO CALVO

Un caballero ya entrado en años se había quedado calvo y, por este motivo, usaba peluquín. Un día decidió organizar una cacería con sus hijos y unos amigos, a la que éstos se apuntaron encantados.

Al llegar el día, parecía que la jornada iba a ir bien. Hacía un día espléndido, estaban cazando buenas presas... Sin embargo, todo cambió en apenas unos minutos. Y es que, de repente, se levantó un viento fuerte que hizo volar su sombrero y también su peluquín, lo que provocó las burlas de los allí presentes.

Desesperado y sin la ayuda de sus hijos y amigos, que no paraban de reírse, salió corriendo detrás de su postizo hasta que consiguió alcanzarlo. Se lo volvió a colocar y, agotado por el esfuerzo pero con una gran sonrisa, se unió al grupo y les dijo con cierto retintín: “Era de esperar. Los peluquines en el viento son como las personas. Te abandonan cuando menos te lo esperas”.

Ésta historia nos enseña que, como el caballero de esta fábula, tenemos que aprender a no frustrarnos con aquello que ha sucedido y que ya no es posible cambiar. Al contrario, si actuamos con serenidad y sensatez y hasta con cierta ironía, afrontaremos cualquier imprevisto.

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