viernes, 18 de julio de 2025

DIÁLOGO CON MORALEJA

© Uriel Pérez

 - Dime, consejero, ¿qué es lo contrario de la felicidad?

 - Tal vez sea el dolor, mi señor.

 - ¿Y cuál de los dos dirías que es más fácil de obtener?

 - Claramente el dolor, mi señor.

 - Entonces, ¿recuerdas en tu vida más momentos de dolor o de felicidad?

 - Es difícil pesarlos en una balanza pero me atrevería a decir que he llevado una vida feliz.

 - En tu opinión, ¿el resto de mi pueblo puede decir lo mismo? 

 - No lo se con exactitud. Al haber sido escogido como consejero vuestro me considero afortunado.

 - Y para que un hombre sea afortunado cien deben de conocer la desgracia. 

 - Procuro compartir mi fortuna con aquellos que me rodean.

 - Pero al final en el mundo existirá más dolor que felicidad.

 - Vuestro gobierno puede cambiarlo pues que traéis la prosperidad a la gente.

 - Una gota de agua en la corriente del tiempo. No se puede cambiar la naturaleza del hombre. Pocos son los que abandonan este mundo en paz. Consejero, ¿te aferrarías a la vida en tus últimos momentos o estarías satisfecho con el camino recorrido?

 - Mi señor, un campesino, aunque sólo le reste una vida de dolor trata de agarrarse a ella hasta su último aliento. 

 - Ah, pero ellos no lo comprenden. Son completamente distintos a ti consejero.

 - Yo lucharía con todas mis fuerzas. Es inevitable.

 - La muerte es inevitable por muchos años que carguen tus espaldas.

 - Tal vez el futuro que nos aguarda sea más valioso que la vida que dejamos.

 - Ese no es el caso de los campesinos. Ellos luchan por miedo.

 - También tiene esperanzas, mi señor, aunque sean pequeñas y débiles.

 - Miedo al dolor. Esperanza de felicidad. Siguen siendo antagónicos. Y sigue ganando el miedo.

 - Sois muy astuto, mi señor, pero tras esta conversación no lo hará cuando me llegue el momento.

 - La cuestión, consejero, es encontrar otro camino. Escapar de la trampa de dolor o felicidad.

 - Sois muy sabio, mi señor.

 - Y a pesar de ello no consigo que lo veas.

- Vuestros ojos ven más lejos que los míos.

 - No siempre. De todas formas las letras siguen siendo las mismas para ambos. Quiero que leas este libro que he escrito.

 - ¿De qué trata, mi señor?

 - Es un camino.

 - Lo leeré con gran deleite, mi señor.

 Moraleja: Dolor y felicidad, miedo y esperanza, vida y muerte y camino cada uno con su utilidad forman parte del ser humano y aunque no podemos escapar de ello si podemos intentar comprender lo que significa serlo.

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