El Ejercito del Norte, al mando de Manuel Belgrano, había sido vencido en Vilcapugio y Ayohuma, y luego dispersado. Se creyeron perdidas las victorias de Tucumán y Salta. Los porteños temiendo por el frente norte, decidieron trasladar al a San Martín al dicho frente como segundo jefe del Ejercito del Norte.
En diciembre de 1813 partía hacia Salta, la expedición auxiliadora al Norte. Estaba al mando el general José de San Martín. Componían esta fuerza el primer batallón del Nº 7, cien artilleros y 250 granaderos. Belgrano estaba muy contento de que San Martín llegara a auxiliarlo, ya que acababa de perder dos batallas y se veía en la obligación de retroceder manteniendo el orden. Le dice a San Martín "Mi amigo, no sé decir a V. los bastante cuánto me alegro... Vuele V si es posible: la patria necesita de que se hagan esfuerzos singulares... Crea V. que no tendré satisfacción mayor que el día que logre estrecharle entre mis brazos". Belgrano, pobre había hecho tanto con tan poco que es admirable, había salido a pelear con paisanos mal armados, mal entrenados y casi desnudos contra los ejércitos realistas más experimentados.
San Martín tenia que recorrer un largo trecho hasta Salta, tenia un itinerario de postas a través de las actuales provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Santiago del Estero, Tucumán y finalmente Salta. Sesenta y seis postas para cambiar caballos, recibir provisiones y alimentos para los animales. Treinta días de viaje marchando 10 horas diarias durante los meses más calurosos del año, atravesando nieblas de mosquitos, desiertos y salinas. Los granaderos tenían 376 caballos de silla; para los 34 carretones entoldados que transportaban a los soldados, víveres, carpas y armas, eran turnados 128 caballos de tiro.
San Martín apura el paso en Santa Fe, ya que recibe una carta de Belgrano pidiéndole rapidez. Belgrano necesitaba la presencia de San Martín. Dice Belgrano "Mi corazón toma nuevo aliento cada instante que pienso que Ud. se acerca porque estoy firmemente convencido de que con usted se salvara la patria y podrá el ejercito tomar un diferente aspecto. En fin, mi amigo, espero en usted un compañero que me ayude y quien conozca en mí la sencillez de mi trato y la pureza de las intenciones que Dios sabe no se dirigen, ni se han dirigido, más que al bien general de la patria y sacar a nuestros paisanos de la esclavitud en que vivían. Empéñese usted en volar, si le es posible, con el auxilio y en venir a ser, no solo mi amigo, sino maestro mío, mi compañero y mi jefe si quiere". Ya en Tucumán, San Martín recibe otro correo de Belgrano pidiendo la presencia de San Martín y le hace saber que el paludismo lo tiene a mal traer. San Martín deja su carruaje, monta a caballo y con una pequeña escolta corre al encuentro de Belgrano. Los dos están muy interesados en encontrarse. Los separan tres postas, que entre sí suman 132 kilómetros, luego otros 154 kilómetros y ya en territorio salteño el añorado encuentro.
El 11 de enero 30 días después de su partida, San Martín recibe del Director Posadas una carta en la cual le dice que tenia que remplazar a Belgrano en el mando del ejercito del Norte. Luego se llamaría a Belgrano a Buenos Aires para ser enjuiciado por los desastres de las batallas Vilcapugio y Ayohuma, de nada valdrían sus victorias anteriores.
A San Martín le llegan noticias de los escuadrones adelantados, diciendo que la posta de Yatasto prácticamente no existe, esta fuera de uso. No vieron a nadie en esa posta. Belgrano los esperaba en la posta de Las Ciénagas, al norte del río Juramento. Pero como la impaciencia lo consumía, el 17 de enero de 1814 le hace saber a San Martín que "voy a pasar el río Juramento, y respecto a hallarse vuestra Señoría con la tropa tan inmediato, sírvase esperar con ella."
Así que San Martín lo espera en otra posta, la de Algarrobos. Cuando la polvareda del norte anunció la llegada de Belgrano, San Martín forma a su escolta en posición militar, y se pone al frente. Belgrano al verlo, se baja de su caballo y sonriente y entusiasmado avanzó hacia San Martín, y se funden en un abrazo ante los sorprendidos soldados, abrazo que todos conocen como el famoso Abrazo de Yatasto.
Es una lastima que el relato se interrumpa, con la negativa de que el Abrazo de Yatasto no existió jamás, ya que como lo indicamos este ocurrió en la posta Los Algarrobos, porque la de Yatasto no estaba en funcionamiento. Los antiguos historiadores sostuvieron que el encuentro entre los dos más grandes héroes de la historia argentina había ocurrido en Yatasto. Pero estudios posteriores niegan el protagonismo de Yatasto, como punto de encuentro. Muchos de los famosos biógrafos de San Martín y Belgrano cayeron en este error. Ricardo Rojas en su famoso "El Santo de la espada", de 1940, dice "Los dos patriotas no se conocían personalmente aún. Se encontraron en Yatasto, y allí se abrasaron por la primera vez. Varias cartas de mutua consideración y confidencia se habían escrito desde el pasado diciembre." "En Yatasto se produjo el abrazo histórico" dice José Luis Busaniche en su "San Martín Vivo" de 1950.
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