Lengua proletaria de mi pueblo
la hablo porque sí, porque me gusta,
porque se me antoja, quiero y me da la gana;
porque me sale de dentro, allá del fondo
de una tristeza ácida que me inunda
al ver tantos necios destacados,
pequeños mequetrefes sin raíces
que al poner la corbata ya no saben
afirmarse en el amor de los antepasados,
hablar la lengua madre,
la lengua de los abuelos que están muertos,
y ser, con el rostro erguido,
marineros, labriegos del lenguaje
remo y arado, prosa y reja siempre.
La hablo porque sí, porque me gusta
y quiero estar entre los míos, con mi gente,
cerca de los hombres buenos que sufren largamente
una historia contada en otra lengua.
No hablo para los soberbios,
no hablo para los ruines y poderosos,
no hablo para los vanidosos,
no hablo para los estúpidos,
no hablo para los vacíos,
hablo para los que soportan reciamente
mentiras e injusticias sin cesar;
para los que sudan y lloran
un llanto cotidiano de mariposas,
de fuego y viento sobre los ojos desnudos.
No puedo apartar mis palabras
de todos los que sufren en este mundo.
Y tú vives en el mundo, tierra mía,
cuna de mi estirpe,
Galicia, dulce pena de las Españas,
tendida junto al mar, ese camino…
Celso Emilio Ferreiro
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