Dentro
de poco saldrá el sol. El viento,
aún con su fresca suavidad
nocturna,
lava y aclara el sueño y da viveza,
incertidumbre a
los sentidos. Nubes
de pardo ceniciento, azul turquesa,
por un
momento traen inquietud, levantan
la vida y engrandecen su
pequeña
luz. Luz que pide, tenue y tierna, pero
venturosa,
porque ama. Casi a medio
camino entre la noche y la mañana,
cuando
todo me acoge, cuando hasta
mi corazón me es muy amigo,
¿cómo
puedo dudar, no bendecir el alba
si aún en mi cuerpo
hay juventud y hay
en mis labios amor?
Claudio Rodríguez
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