martes, 17 de septiembre de 2024

COJONES

Un ejemplo de la riqueza del castellano es el número de acepciones de una simple palabra, como puede ser la muy conocida y frecuentemente utilizada, que hace referencia a los atributos masculinos: cojones.


Si va acompañado de un numeral tiene significados distintos, según el número utilizado. Así, uno significa caro o costoso (valía un cojón), dos significa valentía (tiene dos cojones), 3 significa desprecio (me importa tres cojones), un número muy grande y par significa dificultad (lograrlo me costó 100 pares de cojones).

El verbo cambia el significado. Tener significa valentía (aquella persona tiene cojones), aunque en admiración puede indicar sorpresa (¡Tiene cojones!); poner expresa un reto, especialmente si se ponen en algunos lugares (puso los cojones sobre la mesa). Se los utiliza para apostar (me corto los cojones) o para amenazar (te corto los cojones).

El tiempo del verbo utilizado cambia el significado de la frase. El presente indica molestia o hastío (Me toca los cojones); el reflexivo significa vagancia (se toca los cojones), pero el imperativo significa sorpresa (¡Tócate los cojones!).

Los prefijos y sufijos modulan su significado; a- expresa miedo (acojonado), des- significa reírse (descojonarse), -udo significa perfección (cojonudo), pero –azo se refiere a la indolencia o abulia (cojonazos).

Las preposiciones matizan la expresión: de significa éxito (me salió de cojones) o cantidad (hacía un frío de cojones); por expresa voluntariedad (lo haré por cojones), pero con indica valor (era un hombre con cojones) y sin la cobardía (era un hombre sin cojones).

El color, la forma o la simple textura o tamaño aportan significado. El color violeta expresa frío (tengo los cojones morados); la forma, el cansancio (tenía los cojones cuadrados); pero el desgaste implica experiencia (tenía los cojones pelados de repetirlo). Son importantes el tamaño y la posición (tenía dos cojones grandes y bien plantados); sin embargo hay un tamaño máximo que no puede superarse (tiene los cojones como el caballo del Cid); porque indica torpeza o vagancia (le cuelgan, se los pisa, se sienta sobre ellos e incluso necesita una carretilla para llevarlos).

La interjección ¡cojones! significa sorpresa y cuando se halla perplejo los solicita (¡manda cojones!). En ese lugar reside la voluntad y de allí surgen las órdenes (me sale de los cojones).

En resumen, será difícil encontrar una palabra en castellano o en otros idiomas con mayor número de acepciones.

Enrique Seoane

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