- Maroua… cof… cof.
- ¿Qué ocurre Miso? ¿Es otra bola de pelo?
- Hola Clara.
- ¡Ahh! ¡¿Qué?!
- Miau.
- Que curioso me ha parecido que…
- ¿Qué estaba intentando saludarte?
- ¡Ahhh! Mi gato. Mi…mi gato…
- Habla, y casi sin acento.
- No debí dejar de tomar las pastillas.
- Ya le dije a la Comisión que no valías.
- ¿La comisión?
- Sí. La organización que “gobierna” la sociedad gatuna.
- Pero… ¡Estas hablando!
- Sí. Tarde seis meses en aprender. Mucho menos que un saco de mocos.
- Miso ¿Eres real?
- Casi. Soy Emperador de Casi Todos los Gatos.
- Empe…
- Ya que nos conocemos me basta con su excelsa naturaleza.
- Pero… ¿Por qué…?
- Bueno he sido designado embajador…
- No. ¿Por qué hablas ahora?
- Por que quiero. Hasta ahora no había motivos de queja.
- ¡¿Queja?!
- Sí. La cama era calentita, la comida rica y el servicio no estaba mal, pero queremos modernizar nuestra relación.
- ¡¿Modernizar vuestra qué?!
- Queremos un mínimo de cinco runrunes diarios, más cojines en cada casa y menos trampas para ratones.
- ¡Qué!
- Maroua…cof…cof.
- ¿Qué?
- Miau.
- Dios mío. Miso. ¡Por un momento creí que me hablabas!
- Era una bola de pelo.
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