Bueno, pues hoy he visto King Kong y os voy a contar un poco.
La película va de un gorila gigante, que es una mezcla de Arévalo y la mona Chita, que vive tranquilo en una isla perdida, a sus mocos y bananas, soplando hostias a todo lo que se le cruza en ángulo de hocico. Tiene un carácter el animal que en la isla le llaman KingKong Matamoros.
Entonces llegan allí unos cineastas y hay una tribu que rapta a la protagonista y la ata a un palo para que la coja el King Kong y no se ensañe con ellos, porque el mono tiene un pronto… Este según se levanta le sirve un menú degustación de hostias a tres dinosaurios y luego se pega unos puñetazos en los pechos que ni Tarzán después de hacerle a Jane la anaconda con chichones...
Ahí King Kong se enamora de la chiquina rubia. Bueno, tampoco se enamora mucho, lo que pasa es que no hay más monos en la isla y él anda más caliente que el fogón de las paellas. Pero no puede hacer el amor del coito con ella ni usando los geles de placer porque le dejaría la chominola como el logo de Batman. Que claro, un mono de treinta metros debe de tener el pionono como el ancla de un portaaviones.
Al final al gorila lo llevan a Nueva York para hacerle fotos y entrevistas y lo cabrean. Que para cabrear a King Kong no hace falta esmerarse mucho. Y luego se sube al Empire State pero sólo por el vacile, para decir que aquí manda mi polla en almíbar, que es lo que le da la calidad a la película.
Los efectos especiales están muy bien porque en la isla es todo gigante y hay mosquitos como boquerones, y el guión es muy bueno porque los actores se pasan media película buscando al King Kong como locos, porque como es pequeño el bicho y va de puntillas por la isla… Que solo le faltan los tacones y la pandereta.
Te la recomiendo si te gusta servir un menú degustación de hostias o que te dejen la chominola como el logo de Batman.
-Ángel Sanchidrián
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