martes, 18 de junio de 2024

SINOPSIS DE CINE - LA BELLA Y LA BESTIA

Bueno, pues hoy he visto “La bella y la bestia” y os voy a contar un poco.

La película va de un príncipe rechupín que vive en la época de las pelucas y se maquilla como un payaso en la cazuela loca. El chiquín debería estar gobernando, pero nada más que quiere flamenquito y chupipajas. Por eso le echan una maldición y le convierten en una bestia. Bueno, le llaman Bestia pero en realidad es una cabra en albornoz.

También hay una chiquina campesina que se llama Bella y que recita frases de Coelho e inventa la lavadora. Los vecinos del pueblo dicen de ella que es “peculiar”, lo que viene a significar “la mística esta de los cojones”. Lo que pasa es que la gente de campo insulta de refilón.

El Bestia vive en un castillo con un candelabro francés, un reloj gruesito mórbido, una estantería drogadicta… Lo normal entre la aristocracia. Entonces la muchacha va allí y él la encierra. En teoría intenta conquistarla, pero con ese carácter que tiene de tonadillera en el aeropuerto no hay manera. Desde por la mañana ya va la cabra carcomida del asco por el castillo cagándose en el arcoíris y en los vídeos de gatitos.

Al final la chiquina se enamora de él porque guapo no será, pero es rico de dejar la calefacción puesta por la noche. Y además tiene entre las patas el tronco de un mandarino. Por eso él dice que su amor es imposible, pero la chica le contesta que no se preocupe, que ella puede abrir la boca hasta las cejas, y que para lo otro hay geles y posturas de zumba-parrús.

Luego él se vuelve guapo y a ella se le quitan los reconcomios. Porque a un feo se le coge cariño, pero un guapo te guiña un ojo y ya vas tú corriendo como una iguana con las bragas por el contramuslo, que es lo que le da la calidad a la película.

El guión es muy bueno porque en la peli todo lo dicen cantando. Cantan más que Beyonce en el bingo. Y el vestuario está muy bien porque la prota es granjera pero va coqueta y enjuagada como el trono de la Macarena.

Te la recomiendo si te gusta insultar de refilón o abrir la boca hasta las cejas.

-Ángel Sanchidrián

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