Es tiempo de milagros y maravillas, de cambios y esperanza a la distancia de un deseo formulado. Así pues, ¿dónde os escondéis poetas, profetas de la belleza venida y por venir? Alzaos y aliviad a los fantasmas de su dolorosa existencia, de toda pena y añoranza con la amabilidad de vuestro corazón.
¿No sentís que el odio poco a poco se apaga de voces de paz?
¿No sentís que los ríos de lágrimas se unen en un dulce mar?
¿No sentís que el tiempo es guiado por una bondadosa voluntad?
Poetas, alzaos, alejaos de las caricias de los muertos y acariciad la plenitud de la vida. No dejéis que las palabras se deshagan en tinta oscura. Demostrad la más poderosa valentía nacida de la verdad y el amor, desnuda, desafiante. Gritad “Yo soy poeta” y arrojaos hacia delante como si atronadoras olas os siguieran, que el mundo os contemple con asombro y luego cambie unido a vosotros por fuertes lazos.
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