Los
chakras son vórtices (remolinos) esféricos en el cuerpo etérico
que actúan como transmisores de energía. Tienen influencia en
nuestra actividad en el plano físico a través del funcionamiento de
las glándulas endocrinas (glándulas de secreción interna como la
tiroides). Estas glándulas afectan a nuestro funcionamiento
corporal, al balance mental y a la integridad emocional. Dependiendo
del uso que les demos a ellos y a nuestras energías serán
constructivos o discordantes. Nuestro cuerpo etérico tiene 7 chakras
básicos. No existen chakras buenos o malos, todos son necesarios
para las experiencias terrestres como para el mismo proceso de
espiritualización. Voy a explicar la función de cada chakra por
separado, pero no hay que olvidarse que funcionan como un todo. En
ese todo está el equilibrio. Cada chakra tiene una función dual,
con excepción del primero y el séptimo. Los demás tienen una
actividad mundana y otra espiritual. La vida es un proceso hacia
arriba y hacia abajo, fluye desde su fuente hasta la manifestación y
regresa a su fuente con un experiencia añadida obtenida en ese
descenso. Esta manifestación que tiene dos polos genera un tercer
aspecto y un concepto: La Trinidad. La trinidad es un concepto
fundamental en numerosas filosofías, sistemas metafísicos y
religiones en todo el mundo, como la Trinidad cristiana y los gunas
del hinduismo. No importan los nombres que le damos a los
participantes de las polaridades que generan una triada, pues el
sujeto receptor es siempre uno mientras que el lado objetivo o de
vida es muy diverso y genera una rueda, en cuyo centro está el YO
receptor que al manifestarse y vivir, se mueve desde el punto central
hacia una diversidad que es inevitable. Por lo tanto, la vida en su
forma objetiva, implicará relación y separación y todo lo que les
acompaña: como causa y efecto, el tiempo y la ley del ser, el
nacimiento y la muerte o renacimiento. Toda la experiencia por la
cual crecemos y evolucionamos deriva de que estamos situados dentro
de esta polaridad de Espíritu y Materia, Yin y Yan, Ser y no Ser,
así como el modo en que actúa esta relación a través de nuestra
conciencia. Las religiones orientales tradicionales, hinduismo y
budismo, ponen el énfasis en la alegría y bendición que se
experimenta cuando el alma puede apartarse de su unión al ser
personal y se une con el principio espiritual superior existente en
nuestro interior. Esta unión con el Ser superior o real se llama
"yoga" en la metafísica hindú y significa unión. En la
religión musulmana, este concepto se expresa como "Islam",
que significa rendición del ser inferior al principio divino
superior existente en uno mismo. El cristianismo ha expresado esto,
en la Comunión o Matrimonio Místico. Otras filosofías
occidentales, se ocupan más del aspecto de producir el principio
espiritual y expresarlo en forma de actividad creativa. En algunas
escuelas de Metafísica, actualmente el ser trabaja con rayos. Los
rayos son expresiones de energía y al decir que somos expresiones de
rayos significa que existimos, significa que existimos como
manifestación de estas energías. Por lo tanto, en la vida
tenemos el descenso desde la propia fuente y el regreso a ella, e
idealmente uno tendría que equilibrar ambos procesos, el mágico o
camino del descenso y el místico o camino del regreso. Nuestra
experiencia es una vibración entre dos polos, uno de la Soledad
cuando se da a nivel espiritual y el de la Conjunción cuando nos
comunicamos personalmente con compañeros. La soledad deriva del
estado de solo uno. Arthur Koestler, en " The Yogi and the
Commisar" lo expresa así:... "Casi todas las personas
tienden a permanecer en un nivel solo, ser capaz de moverse a
voluntad entre los dos polos requiere habilidad y disciplina.
Finalmente aprenden que los dos principios no son adversarios, sino
que en realidad son los más cercanos aliados y son capaces de
equilibrio, manteniendo la cabeza en las nubes y los pies en la
tierra, extrayendo continuamente del espíritu y expresándolo a
través de las formas..." El hombre tiene la polaridad esencial
en su eje a lo largo de la columna vertebral, el espíritu
tiene
su manifestación en la corona de la cabeza y la materia en la raíz
o base de la columna. En el medio de ambas polaridades hay etapas
intermedias de conciencia; los chakras del hombre se corresponden con
estas etapas intermedias que al igual que las notas musicales vibran
desde la más grave o densa hasta la más aguda o sutil. En la
coronilla de la cabeza se manifiesta el espíritu, después en orden
de intensidad el centro de las cejas es la sede del alma o la mente y
el chakra de la garganta es el cuerpo en esencia, porque es la sede
del éter. Del éter nacen los cuatro elementos inferiores, una
modificación del éter básico: son el aire, el fuego, el agua y la
tierra. Estos elementos tienen su sede en los cuatro chakras
inferiores. Para algunos alquimistas el éter era la quinta esencia o
quinto nivel de vibración, dado que los diferentes niveles de
conciencia son, la fuerza de la vida vibrando en diferentes
frecuencias y pasar de un nivel a otro es simplemente cambiar la tasa
de vibración. Einstein y otros físicos bien conocidos han observado
que la materia es pensamiento que vibra en una frecuencia inferior.
La palabra chakra es sánscrita y significa rueda. Los budistas la
designan con el nombre de DHAMMACHAKKAPPAVATTANA SUTTA, que significa
rueda de la vida o de la muerte o lo que se traduce poéticamente
como "la puesta en marcha de las ruedas de la regia carroza del
Reino de la Justicia". El hombre es un alma que posee varios
cuerpos, por que además del cuerpo físico visible tiene otros
cuerpos que se relacionan con el mundo emocional y mental. El doble
etéreo es la parte invisible del físico, de suma importancia,
porque es el vehículo por el cual fluyen las corrientes vitales que
mantienen vivo el cuerpo y sirve de puente para transferir las
ondulaciones del pensamiento y la emoción desde el cuerpo astral al
cuerpo físico denso. Los chakras son puntos de conexión o enlace
por los cuales fluye la energía de uno a otro vehículo del hombre.
Los chakras se dividen en tres grupos: superior, medio e inferior o
respectivamente: espiritual, personal y fisiológico. Los chakras
primero y segundo tienen la función de transferir al cuerpo dos
fuerzas procedentes del plano físico. Una es el fuego serpentino de
la tierra y la otra la vitalidad del sol. Los centros tercero, cuarto
y quinto, están relacionados con las fuerzas que por medio de la
personalidad recibe el ego. El tercero las transfiere a la parte
inferior del cuerpo astral, el cuarto a la parte superior de este
mismo cuerpo y el quinto por el cuerpo mental. Todos alimentan
ganglios nerviosos del cuerpo denso. Los centros sexto y séptimo
están relacionados con el cuerpo pituitario y la glándula pineal y
se ponen en acción cuando se alcanza cierto grado de espiritualidad.
Ahora vamos a abocarnos a la descripción de cada uno de estos siete
chakras principales, sus características, como están relacionados
unos con otros y su relación particular con los cuerpos inferiores.
martes, 7 de enero de 2025
CHAKRAS
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