Dicen que en un pequeño pueblo de la India había dos maestros espirituales, uno más joven y otro más viejo. El más joven había sido, tiempo atrás, discípulo del otro. Cada uno tenía su propio ashram, una especie de escuela donde la gente podía acercarse a escuchar al maestro, hacerle preguntas y buscar un guía espiritual. Era un pueblo pequeño y desde un ashram podía verse a lo lejos el otro. Todas las mañanas los dos maestros se sentaban sobre su tapete y esperaban a que la gente se juntase a su alrededor para comenzar las lecciones. Y todas las mañanas diez o veinte personas se acercaban al viejo maestro mientras que, alrededor del joven, se amontonaban más de cien apretujándose para escucharlo mejor. Una y otra vez se repetía la situación y el maestro viejo se exasperaba cada vez más. Finalmente, un día, después de que concurrieran a su lección sólo ocho personas, decidió ir a ver al maestro joven.
-Maestro -le dijo éste al verlo entrar-, qué gusto verte. ¿Qué te trae por aquí?
-Contéstame algo –dijo el viejo maestro yendo directo al grano-. ¿Tú crees que eres más inteligente que yo?
-No, maestro –respondió el joven un poco sorprendido-. No lo creo.
-¿Y crees que eres más didáctico que yo?
-De ninguna manera, tú me enseñaste todo lo que sé…
-¿Crees entonces que eres más sabio?
-No, maestro, creo que la sabiduría se alcanza sólo con los años.
-¿Quieres explicarme entonces –dijo el viejo maestro visiblemente irritado-, si no eres más inteligente ni más didáctico ni más sabio ni mejor que yo en forma alguna, por qué todas las mañanas tú tienes cien personas en tu ashram mientras que yo tengo sólo diez?
El maestro joven permaneció en silencio un momento entendiendo finalmente el motivo de aquel interrogatorio. Luego, utilizando en su voz la mayor suavidad de la que era capaz dijo:
-Quizá sea, maestro, porque a ti te sorprende cada mañana que sean tan pocas mientras que a mí me sorprende cada mañana que sean tantas.
Es posible que la vida siempre tienda a sorprendernos. Dejemos por ello lugar para recibir con alegría y agradecimiento todo lo que nos depara.
No hay comentarios:
Publicar un comentario