Las
luces de la Aurora Boreal constituyen uno de los espectáculos
naturales más grandiosos que puede percibir
la
vista humana.
Las
tinieblas de la noche polar se ven surcadas por deslumbrantes arcos y
franjas de luz violeta y azulada; relámpagos
verdes
con las puntas rojas atraviesan el cielo y exquisitos tapices
blancos, con estructuras increíblemente intrincadas, se funden unos
con otros varias veces por minuto.
Los indios canadienses creían que eran mensajeros de los dioses los que se manifestaban cuando la aurora boreal surcaba el cielo.
Los cielos árticos y sobre todo en el norte de Canadá, Alaska, Noruega, Finlandia e Islandia, son el escenario más frecuente de las Auroras Boreales, por disponer de los cielos más oscuros y despejados.
La mejor época para verlas es en el mes de febrero.
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