"Que la tierra se vaya haciendo camino ante tus pasos; que el viento sople siempre a tus espaldas, que el sol brille cálido sobre tu cara; que la lluvia caiga suavemente sobre tus campos y; hasta tanto volvamos a encontrarnos, que los dioses te guarden en la palma de sus manos".
Con
estos deseos que se formulaban a los peregrinos en el Medioevo
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