Bueno, pues hoy he visto “Rocky” y os voy a contar un poco.
La película va de un boxeador que lucha por mantener su ojo izquierdo abierto. El hombre lleva un gorro así de lado como la postal de un cachorro de mastín y no se calla en toda la película, habla hasta en las letras del final. Va por la calle dando el coñazo a la gente y no cierra la boca ni mientras lo están forrando a hostias.
Entonces conoce a una chiquina que es más sosa que una croqueta de tofu. Pero Rocky es romántico como arrastrar de los pelos y la enamora. La relación es muy bonita con él hablando todo el rato y ella manteniendo sus constantes vitales.
Y luego ya le cambia la suerte y le dicen “tú entrena que te hemos preparado un negro que te va a contar un chiste”. El negro mide seis metros cuadrados, así que él se entrena pegando puñetazos a unos filetes y subiendo escaleras, como mi madre en gimnasia de mantenimiento.
Además le ayuda su cuñado, que bebe como un minero ucraniano y que es lo que le da la calidad a la película.
Los diálogos están muy bien porque son el Rocky hablando más que un cuentacuentos argentino, y el maquillaje son dos ojos moraos.
Te la recomiendo si te gusta dar puñetazos a un filete o que un negro de seis metros cuadrados te cuente un chiste.
-Ángel Sanchidrián
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