Bueno, pues hoy he visto “Romeo y Julieta” y os voy a contar un poco.
La película va de dos chiquines que se conocen chupando un acuario y se enamoran. Pero es un amor de verdad, de buscarse en Facebook y aguantarse los pedos en las citas. A los diez minutos ya se han dicho que se quieren y se han pedido matrimonio, como los feos cuando ligan.
Lo que pasa es que las familias de los dos están enfadadas y no les dejan morrearse, y ellos que están en la edad de rebañarse la merendola, pues se enfadan y dicen poemas mirando hacia arriba, que es el cagarse en la puta del siglo XVI. Así que ella se queda en su cuarto haciendo la croqueta en la cama mientras él se va por ahí a hacer el gumias con sus colegas y a darles el coñazo en verso con sus penas.
Los dos siempre están hablando del alma y de los sentimientos pero en cuanto están juntos él sólo quiere su agüita de coco y ella que le den su bananita rosa.
Cada familia tiene su banda de pandilleros, que son todos un poquito sandios. Están el primo de Julieta que conduce como un taxista libanés y lleva el pelo como Amparito de Jaén, el primo de Romeo que hay que darle los plátanos pelados y un negro travesti que está como una jaca tuerta y que los fines de semana se come hasta los avecrenes, que es lo que le da la calidad a la película.
Los pandilleros están todo el día enseñando las pistolas y disparando a las farolas, pero luego se pelean como raperos de 4º de la ESO. En vez de pegarse se lanzan sonetos a degüello, a buscar el trauma, que parece que son todos youtubers.
Entonces a Julieta la van a casar con el pequeño Nicolás, y como ella no quiere pues su padre se lo explica a viva hostia, con un guantazo de los que empiezan detrás del hombro y se cruzan los seis carriles. El padre es un hombre de carácter emprendedor y distribuye las hostias a sus hombres con alegría italiana.
Al final los enamorados hablan con un cura de esos comunistas que les dice que se lo pasen todo por el cacagüés y que se casen, encubran un asesinato, finjan un suicidio y se fuguen de casa, que eso es lo bonito de quererse y que sus padres se van a poner más contentos que Pepa Pig en una barbacoa.
El guión es muy bueno porque todos hablan solos y corren a cámara rápida, como hacían en el Renacimiento, y el vestuario está muy bien porque lo han sacado del puticlub de los pitufos.
Te la recomiendo si te gusta explicar las cosas a viva hostia o aguantarte los pedos en las citas.
-Ángel Sanchidrián
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