lunes, 23 de junio de 2025

LEYENDAS DE LA NOCHE DE SAN JUAN 🔥

La noche de San Juan es una fecha en la que numerosas leyendas fantásticas convergen, justo en el momento en el que se abren de par en par las invisibles puertas del “otro lado”; se permite el acceso a grutas, castillos y palacios encantados; se liberan de sus prisiones y ataduras las reinas moras, las princesas y las infantas cautivas merced a un embrujo, ensalmo o maldición; salen a dar un vespertino paseo a la luz de la luna misteriosos seres femeninos en torno a sus infranqueables moradas; afloran enjambres de raros espíritus amparados por la oscuridad de la noche y ocultos en los matorrales; las mozas enamoradas sueñan y adivinan quién será el galán que las despose; las plantas venenosas pierden su dañina propiedad y, en cambio, las salutíferas (las que curan) centuplican sus virtudes (o sea, que son mucho más efectivas. Las horas nocturnas son inmejorables para recolectarlas en el campo); los tesoros se remueven en las entrañas de la tierra y las losas que los ocultan dejan al descubierto parte del mismo, para que algún pobre mortal abandone su miseria; los helechos florecen al dar las doce campanadas; el rocío curarían mil y una enfermedades y, además, hace más hermoso y joven a quien se embadurne con él su cuerpo.

A esta noche, la más mágica del año desde tiempos ancestrales, van unidos una serie de rituales y de leyendas, de origen antiquísimo y posible influencia pagana, que todavía hoy, en gran medida, se practican en nuestra tierra. Muchos de estos ritos son meras supersticiones, otros están basados en usos y costumbres medievales con fundamentos agrícolas y relacionados con la medicina natural. Finalmente, se dan algunos rituales inventados por desaprensivos para engañar a las gentes de buena fe.

El nombre de “verbena de San Juan”, con el que se conoce esta fiesta en Málaga, tiene su origen en la leyenda según la cual toda persona que esa noche lleve entre sus prendas de vestir unas hojas de la planta llamada verbena (hierba vivaz cultivada como planta ornamental) quedará curada de todos sus males. Es sabido que a determinadas plantas, como la citada, la albahaca, el trébol y la valeriana, entre otras, se les atribuyen propiedades curativas que se refuerzan durante esa noche. Otras especies, como el laurel, gozan de distintas propiedades: se dice que tienen el poder para alejar a los malos espíritus, ya que en San Juan se abre una puerta hacia lo desconocido, de modo que posibilita a los hombres entrar en contacto con otros mundos supra o infrahumanos en el que pueden ser “tocados” por brujas, espíritus y demonios.

Según otra leyenda, esa noche las plantas venenosas pierden su poder tóxico, pero lo recuperan con la salida del sol del siguiente día (conviene advertir que no es recomendable experimentar esta tradición: con toda seguridad, las plantas venenosas, seguirán siéndolo).

En cuanto a rituales propios de la noche de San Juan se da una amplísima variedad, aunque parece que el agua y el fuego son elementos dominantes tanto en Galicia, Asturias y la cornisa cantábrica como en Levante y las costas andaluzas o el interior peninsular.

Aquí se analizan, brevemente, algunos de los ritos más difundidos en Andalucía.

RITOS Y PREDICCIONES

San Juan y la lluvia. Málaga es una tierra donde las lluvias escasean durante la mayor parte del año, de modo que uno de los rituales tiene como objetivo determinar los meses que lloverá el año siguiente. Consiste en coger una cebolla y trocearla en doce porciones, correspondientes a los meses del año, que se colocarán en hilera sobre una superficie plana. A continuación se espolvorean con unos granos de sal y se colocan en un lugar donde puedan recibir el rocío de la noche. Al amanecer del día 24, los trozos de cebolla en los que la sal se haya convertido en agua se corresponden con los meses de lluvia del año siguiente.

San Juan y el amor. Un tema que siempre ha preocupado y sigue preocupando a las personas es el estado de sus relaciones amorosas, en el caso de tenerlas, y, en el caso de no tenerlas, saber cuándo se encontrará el amor. Otro interrogante, en este sentido, es saber si la persona amada corresponde o no al amor que se le dispensa. Sobre este asunto se celebran muchos rituales durante la noche de San Juan.

Si se desea saber el nombre de la persona con la que se contraerá matrimonio, la tradición recomienda poner un cubo lleno de agua en la calle, o en cualquier lugar al aire libre, a las doce de la noche del 23 de junio, víspera de San Juan, y dejarlo reposar toda la noche. Una vez que ha salido el sol del día siguiente, el cubo se debe vaciar en una calle y quedar a la espera de que pase una persona. El hombre de esa persona (se lo preguntamos) será el del futuro cónyuge.

Si lo que se pretende es saber si el amor es correspondido, hay varios rituales que se pueden llevar a cabo. Uno de ellos consistirá en colocar un plato con agua “al sereno” (al aire libre), desde la doce de la noche del día 23 de junio hasta la salida del sol del día 24. Cuando salga el sol, habrá de ponerse dentro del plato dos agujas finas de coser, representando a cada una de las personas de la pareja. Si las agujas empiezan a moverse y a perseguirse por el agua, será señal clara y evidente de que la otra persona corresponde al sentimiento amatorio. Si las agujas permanecen inmóviles dentro del agua, las esperanzas son vanas, ya que la otra persona no se siente atraída por el amor que se le profesa.

También se puede conocer si la persona amada corresponde al amor mediante la observación de las hojas de la higuera. La noche de San Juan deberán cogerse 2 hojas de higuera negra, una por cada miembro de la pareja y, habrán de dejarse al aire libre, donde no puedan ser tocadas por ninguna persona ni animal. A la mañana siguiente, si la hoja correspondiente al amado se mantiene fresca y con un color brillante, ello significará que, efectivamente, el amor es correspondido.

Hay otra manera un poco más compleja de averiguar si la persona a la que se ama siente un amor recíproco. Se requiere la colaboración de otra persona en la que se tenga plena confianza y que tenga la misma fe en el poder del ritual, pues, de lo contrario, no surtirá efecto. A las doce de la noche (siempre la víspera de San Juan) se introducirá el mazo de un almirez en el interior de un canasto de mimbre. El canasto habrá de colgarse de una llave grande de hierro (de las antiguas) que sujetarán con un dedo cada una de las dos personas por un extremo. La que desea conocer si es correspondida en su amor deberá pronunciar la siguiente fórmula: “Por las tres estrellas del cielo y por las tres del mar, si (el nombre de la persona amada) me quiere, que eche la llave a andar”. Si la persona invocada corresponde al amor, la llave girará sobre los dedos que la sostienen.

Si lo que se pretende es averiguar si habrá boda, hay un pequeño juego que también se realiza esa noche, entre tres amigas, y que consiste en esconder tres habas, una pelada, otra a medio pelar y la tercera con la vaina completa (obviamente, las ha de esconder otra persona). A las doce de la noche se inicia la búsqueda de las habas. La tradición dice que la moza que encuentre el haba con la vaina entera será la primera de las tres en casarse.

San Juan y la muerte. El ser humano siempre ha sentido una gran incertidumbre respecto a la duración de su vida. Para poder predecir si se seguirá viviendo hasta la próxima noche de San Juan, hay un ritual que –al parecer- comunica al imprudente curioso este dato. Esta creencia se basa en atribuir a los primeros rayos del día de San Juan un poder mágico para predecir si nuestra vida durará un año más o no. Para ello, la persona que desea consultar sobre su destino habrá de colocarse en el umbral de una puerta orientada al este y que tenga la suficiente anchura como para no sobresalir del quicio. Deberá permanecer en esa postura unos momentos antes de que aparezcan los primeros rayos de sol sobre la puerta. Si al incidir el sol sobre la persona, la sombra que se produce está descabezada, querrá decir que no vivirá hasta la próxima noche de San Juan; si, por el contrario, la sombra tiene su correspondiente cabeza, podrá disfrutar de todo un nuevo año de vida.

Otra ceremonia anuncia de manera imprecisa si la vida de una persona va a terminar pronto o, por el contrario, será más duradera. El ritual se celebra durante la mañana de San Juan: el interesado debe acercarse a un río, inclinarse y mirarse en él. Si el río refleja la imagen con dos caras, significa que la muerte está próxima (por fortuna, las leyes de la óptica aseguran que suele reflejarse una sola imagen).

También hay un ritual que muestra la cara que se tendrá al morir. De alguna manera, esta superstición incide también en la duración de la vida, ya que se sabrá si el óbito está más o menos cercano dependiendo de la imagen. Para esta acción se necesita una sartén, en la que se pondrá alcohol o aguardiente y azufre. Se le prenderá fuego y se apagará la luz. Todos los presentes en el ritual se verán con la cara que tendrán cuando mueran; cuanto más ajada y envejecida esté, más larga será la vida, naturalmente.

San Juan y las plantas. También hay numerosas leyendas que hablan de la influencia de la noche de San Juan sobre las plantas, a poco que se reúnan algunos requisitos. Se dice que los árboles frutales producirán el doble en la próxima cosecha si a media noche se hace una cruz sobre su tronco. Otra forma de incrementar su producción por encima de lo normal, según la tradición, es regándolos al amanecer con agua de manantial. También la higuera parece adquirir propiedades especiales esa noche: si a las doce de la noche se mira la luna y después a la higuera, ésta florecerá. También florece esa noche el helecho, y si se puede coger y conservar algunas flores de cualquiera de estos árboles, se será muy afortunado en los próximos doce meses. Otra variante de la leyenda dice que es la hierbabuena la que se puede ver florecer esa noche y, si se es capaz de mantenerlo en secreto, se gozará de buena fortuna durante todo un año. Los manzanos, por su parte, darán una excelente cosecha si llueve la noche de San Juan o a lo largo de todo día siguiente. Si en la víspera de San Juan se planta una hortensia en un tarro con tierra y agua, se concederá lo que se pida, si se pone fe en la petición a la vez que se piensa en el bautismo del Bautista (Juan). Otra tradición dice que si esa noche se tira un cabo de vela a los campos, éstos responderán, en su momento, con una siembra próspera y, por consiguiente, con una exuberante cosecha. Por otra parte, si en la noche mágica se llevan a los campos matojos de hierbas encendidas, todas las plagas que pudieran afectar a las cosechas dejarán de dañarlas, favoreciendo la salud de las plantas y la abundancia de frutos.

Otros rituales con plantas ayudan a preservar la salud de los hombres y la de las casas: si la noche de San Juan se adorna la puerta y las ventanas de una casa con ramas de pino o de fresno, se estará protegiendo de los rayos. Si esa noche se alfombran los umbrales de puertas y ventanas con ramas y flores y se dejan hasta que se sequen y se conservan adecuadamente, cuando se esté enfermo, tomadas en infusión remediarán las dolencias.

Hispania incógnita, Fernando Arroyo (coord.) – págs. 134 a 140

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