Bueno, pues hoy he visto “Brokeback Mountain” y os voy a contar un poco.
La película va de dos chiquines que les sale un trabajo de mirar a las ovejas y entre ellos surge el amor de los marineros. Y como son dos hombres y encima están solos, tienen toda la polisemia del cerdo: la cabaña que se cae de mierda y ellos todo el día galopando a raspanuca.
Entonces pasan un año muy mágico jugando al churro va (que el moreno dice que se la liga él, que es más pasivo que el verbo “to be”), haciéndose arrumacos junto a la fogata, el moreno de espaldas a ver si le echan la salsa... Lo que es un agosto en Ibiza. El rubio aún hace algún melindre de vez en cuando, pero el otro está que se come los espárragos mirando al techo, no se salta un postre.
Luego van mucho a pescar juntos. Bueno, a pescar va el rubio, que piensa en el amor, el Euribor, el precio del trigo... El moreno sólo quiere arroz pegao. Llega al lago con la servilleta el cuello, y después cuando se separan se dedica a los rodeos pero por nostalgia, que es lo que le da la calidad a la película.
También está la mujer del rubio, que le dice que mucho ir a pescar pero que nunca le lleva una trucha a casa, aunque cada vez que vuelve trae los calzoncillos como un panini. Así todo de intenso.
El vestuario está muy bien porque llevan los vaqueros como el plástico de los tranchetes, que para quitárselos se tienen que chupar los dedos, y el guión es muy bueno porque como es una historia de amor el rejoneo lo hacen con saliva.
Te la recomiendo si te gusta galopar a raspanuca o comerte los espárragos mirando al techo.
-Ángel Sanchidrián
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