Bueno, pues hoy he visto “Cisne negro” y os voy a contar un poco.
La película va de una chiquina que es bailarina de las que no perrean ni se despatarran, aunque lleva la falda como si estuviera haciendo pis detrás de un coche. Y para estar en forma sólo come agua y en Navidad chupa la tapa de un danonino. Además se entrena dando muchas vueltas de puntillas que tiene las uñas de los pies como los dientes de un karateka hindú.
Entonces hay un baile que ella quiere hacer de pato negro y de pato blanco, to pa ella. Pero el jefe le dice que de pato blanco bien, pero que de pato negro le falta ser puta y bicho, que se frote la flor del repollo a ver. Luego se la frota él pero por ayudarle a interpretar, no por gusto.
Así que para ensayar el papel se echa una amiga que la endroga, la emborracha y le hociquea el chicharrón, lo que es una amiga. Y luego le roba las cremas a la anterior bailarina, que es el alma de los cócteles y se pilla unos pedos que derrapa en punto muerto.
A estas alturas el pato negro ya lo borda. Se rasca como un sharpei y se le pone carácter de tertuliana, pero lo borda, que es lo que le da la calidad a la película.
El vestuario está muy bien porque los bailarines van envasados al vacío y se tienen que quitar las mallas suspirando, y las coreografías son muy buenas porque yo bailo así cuando he cobrado.
Te la recomiendo si te gusta hacer pis detrás de un coche o chupar la tapa de un danonino.
-Ángel Sanchidrián
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