Bueno, pues hoy he visto “Divergente” y os voy a contar un poco.
La película va de una chiquina que no sabe qué hacer después del COU, así que le hacen el test psicopedagógico, que es darle un chupito y azuzarle un perro asesino, y según ella se cague en sus ancestros o salga de ahí atravesando la puerta, pues ya saben si es de letras o de ciencias. Es muy importante el examen, porque si lo suspende se la dan de rebañar a los mendigos.
Entonces la muchacha aprueba la selectividad (que en el futuro es echarle sangre a un cuenco) y tiene que elegir entre estudiar con los friquis, los empollones, los concejales, los jipis o los tronistas. Es lo que ha quedado con los recortes. Además descubre que es una divergente, que son como los bisexuales, que lo mismo sorbe que sopla, a ella no se le hace bola.
Luego la entrena uno que lleva el pelo como Mile Saurus y calcomanías en el cuello que se quitan con el dedo chupado, que tiene más peligro que Abraham Mateo cuando toma cafeína, y que le dice: échate al fondo que te vamos a poner guapa de hostias. Y también hay una rubia que es más mala que el peluquero de los futbolistas, y que es lo que le da la calidad a la película.
Además conoce a un chiquín y le dice “¿a ver el tatuaje?” y casi le mete el dedo en la pasta de las croquetas. Entre que ella va hecha una cartaginesa y el otro que baila si le pita el horno… El muchacho tiene boca para dar la vuelta a un calcetín y si te da un beso te chupa las vértebras. Así está ella, que suspira cada vez que el otro bosteza.
El vestuario es muy bueno porque lo han cogido de un contenedor, y el guion está muy bien porque los nombres de las facciones son canciones de Daddy Yankee: abnegación, osadía, obsesión, gasolina…
Te la recomiendo si te gusta Daddy Yankee o meter el dedo en la pasta de las croquetas.
-Ángel Sanchidrián
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