Bueno, pues hoy he visto “El silencio de los corderos” y os voy a contar un poco.
La película va de una chiquina que está en 1º de FBI, rama de Ciencias de la Salud, y la mandan de prácticas a una cárcel que los presos están ahí por su buen gusto y su facilidad para el halago y que le dicen cosas como “desde aquí huelo tu coño”. La muchacha parece que se está aguantando todo el rato el pis.
Ella entonces se pone a hablar con uno que lleva una dieta blanda a base de pacientes y policías y que come orejas y ojos como chuches. El hombre pone a la pobre a parir que sólo le falta tirarle de la goma del sujetador. Es cotilla, cochino y no sale nada bonito de su boca.
Al señor ese le llaman Aníbal el Caníbal porque le puso el nombre el mismo que a Pepita Pulgarcita y a Maguila el Gorila. Y luego hay también un joven diseñador que mata feas para hacerse camisetas.
A la chica le ayuda en su misión un científico bizco que se la intenta ligar con la gracia de un perrete arrastrando el culo por la moqueta, y que es lo que le da la calidad a la película.
EL vestuario está muy bien porque al malo le ponen una máscara que parece un cerdo vietnamita, y los diálogos son muy buenos porque el caníbal habla muy culto hasta que le sale la vena nini y empieza “teta, parrús, te voy a comer to lo fregao…”
Te la recomiendo si te gusta comer pacientes o aguantarte todo el rato el pis.
-Ángel Sanchidrián
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